ITINERARIO
GEOGRÁFICO-HISTÓRICO POR LA NATURALEZA.
RUTA JACOBEA DESDE LA
CRUZ DE TEJEDA HASTA LA DEGOLLADA DE LA CRUZ GRANDE
El
día 31 de enero los grupos 4º A y C tuvieron la oportunidad de aprender, a la
par que disfrutar, en un entorno diferente al habitual encorsetamiento de las
aulas.
La
jornada discurrió, plácida, en el entorno de la cumbre de la isla, a través de
tres Espacios Naturales Protegidos. El alumnado acudió acompañado por sus
respectivos tutores de grupo en un día excepcionalmente despejado, luminoso y
algo ventoso en ocasiones. Durante la marcha a pie, los diversos grupos de
trabajo expusieron a sus compañeros aquellos temas sobre los que habían
recabado información: el Parador de la Cruz de Tejeda, el relieve, el clima, la
vegetación, los usos tradicionales del territorio y los usos actuales del
mismo, las aguas, los caminos reales, etc. De igual forma, cumplimentaron sus
actividades en relación a los lugares transitados: toponimia, altitud,
observaciones de clima, elementos singulares del paisaje, etc. Especial
hincapié se realizó en las formas históricas de utilización del territorio, y
su relación con los complejos socioeconómicos del momento.
Toda la
salida, desde su preparación en el aula, a las actividades posteriores, persiguió
cultivar el afecto por el medio natural, y desarrollar una conciencia
medioambiental en nuestras conductas singulares. Varias decenas de ojos se
solazaron desparramándose por ese paisaje azaroso, fruto de la simbiosis entre
naturaleza y sociedad, y no cabe duda que se profundizó en la valoración del
patrimonio natural de nuestra tierra. La preparación de la salida implicó el
tratamiento de diversas fuentes de información, la lectura de croquis, mapas,
visores topográficos, etc.
Sin apenas
desnivel positivo, no resultó pesaroso el camino, que en su última etapa nos
deparó un atardecer deslumbrante, conforme descendíamos hacia nuestro destino.
El grupo cabalgó, más o menos uniforme, a lo largo de pequeñas dorsales y
divisorias de vertientes, desde la Degollada de la Cruz de Tejeda hasta los
Llanos de la Pez y Pargana, donde repusimos fuerzas, y disfrutamos de un tiempo
de solaz y relajación. Finalmente, por medio de la Degollada de Hornos, nos
dirigimos al Paso de la Plata, que transitamos a través de un trazado incomparable,
ejemplo de integración entre hombre y naturaleza, y asombro de turistas y
visitantes. Sin mayor novedad, pero con algún susto, llegamos a nuestra meta
sabiendo que será difícil borrar de nuestra memoria una jornada de instituto
distinta a lo acostumbrado. De lo vivido, nos llevamos algo más que la tez
bronceada y las piernas pesadas: conversaciones cruzadas, compañerismo, y una
cesta de conocimientos que no solemos encontrar en los libros.